miércoles, 1 de abril de 2015

Serie: Surgimientos y resurgimientos del Movimiento Nacional y Popular (IX)

Don Antonio Cafiero
(Quiso pero no pudo)
La recuperación de la Democracia en 1983, trajo como dijimos un renacer de la participación política. Tranquilizado el ambiente "finoli" por el triunfo Radical, que demostró que al Peronismo se le podían ganar elecciones  Era un resurgir del Movimiento Nacional, esta vez en manos Radicales, ya que Raúl Alfonsín, ya superada su etapa de gorilismo acerrimo (los que lo conocimos como Diputado Provincial, allá por 1960/62, recordamos muy bien aquella faceta), había seguramente ganado experiencia, (como cualquier persona medianamente inteligente, va modificando sus pensamientos de acuerdo al contexto en que los tiene aplicar), y recuperaba banderas Yrigoyenistas.

El peronismo, muy golpeado durante la Dictadura, había perdido muchos de sus cuadros mas lúcidos y pensantes, en sus cuadros sindicales, políticos, estudiantiles y de base y barrio. Sus cuadros dirigentes eran los mismos de 1976, mientras que en el Radicalismo se había producido una renovación.

Comoquiera que fuera, se empezó a mover de nuevo el engranaje de la participación popular, y eso prendió luces de alarma entre los poderes fácticos. Impedidos de usar las desprestigiadas FFAA para sus objetivos, debieron apelar a otros resortes de su poder para hacerse notar y marcar la cancha.

El primero y fundamental; desprestigiar la política. Habida cuenta que salvo el breve interregno de Grinspun en el Ministerio de Economía, los resortes fundamentales seguian en manos de los mismos equipos que venían de 1976 y la Escuela de Chicago. (Es interesante ver como los funcionarios de tercera y cuarta línea de los tiempos de Martínez de Hoz, reaparecen tiempo despues, ya en democracia, en las primeras líneas de la conducción económica). Lógicamente las políticas económicas que aplicaron eran las mismas, y con las mismas consecuencias, y el poder político era el que recibía las cachetadas. Ergo: los politicos no pueden arreglar nada, aqui hay que saber administrar y nada mas.

Los golpes de mercado, y el trabajo diario de la "prensa independiente", actuaban de consuno, enfriando aquel peligroso entusiasmo del '83/'84.

Mientras tanto el Movimiento Nacional andaba huérfano. Muerto su caudillo, los capitanejos se disputaban la herencia. Rescato aqui dentro del Peronismo, la lucidéz histórica de Don Antonio Cafiero, que no tuvo mayor suerte en tratar de impulsar la Renovación.

Y entró a jugar otra técnica empresarial; buscar al Gerente exitoso de nuestro competidor, estudiarlo bien en sus puntos débiles, darle trascendencia, ayudarlo a crecer, y tentarlo con una oferta "que no podría rechazar". Así como Federico Pinedo (el abuelo) lo "convenció" a Alvear de levantar la abstención del Radicalismo en la década del '30, iniciando así una lenta pero segura destrucción del Radicalismo que aún continúa como ya dijimos, apareció Carlos Menem,  para cumplir el mismo destino para el Peronismo.

Ya dijimos que son persistentes en el error. El Movmiento Nacional no es algo que dependa del que lo dirige. No es una empresa comercial o industrial, que al morir su fundador puede extinguirse. El Movimiento es un colectivo que "produce" sus propios conductores, aun a pesar de que haya momentos o tiempos en que parezca haber perdido el rumbo.

Las brasitas se mantienen bajo la capa de ceniza, y la foto de Perón y Evita como inspiración siguen estando en muchas casas.

Mañana vamos a ver si terminamos con esta serie.

Antonio (el Mayolero)

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