sábado, 20 de octubre de 2012

Publicidad, libertad de expresión, y libertad de informar e informarse



El compañero línea roja obtuvo la captura que ponemos arriba de un spot publicitario de las Saladix de Arcor. Muy burdo por cierto. Acá el video.

Digamos que la publicidad H comparada con lo que promueve el corto, esto del canchero que se hace el vivo con el aspecto físico de una mujer, es una nada.

Ya se dijo por acá, si en un principio la publicidad sostenía el contenido de los medios, paulatinamente la ecuación cambió los signos y hoy son los contenidos los que sostienen a la publicidad. No hay otra excusa mas evidente, por ejemplo, que los canales infantiles.

La alta penetración de la publicidad es lo que moldea los gustos de los consumidores, nada nuevo estoy diciendo. Pero esa "forma de ser" es luego el molde perfecto donde encaja el relato del poder económico. Ya que estamos con escuelas, en prácticamente todas las publicidades donde aparecen alumnos, lo hacen de uniforme y no de guardapolvo blanco.

Este es uno de los aspectos menos debatidos entorno a la tan mentada libertad de expresión. Si aceptamos que la publicidad tiene muchísima mayor capacidad de formar opinión (para eso está), no se entiende como entonces zafan del debate o el cuestionamiento los cerebritos de las publicitarias.

Y hablando de cerebritos, recordemos que buena parte de la torta publicitaria va dirigida hacia los chicos. Gaturro y Movistar es un claro ejemplo.

Cuando el cigarrillo era uno de los principales productos de consumo y su nocividad era ocultada, se vendían cigarrillos de juguete, se "jugaba" a fumar.

Si la publicidad motoriza una de las principales patas del capitalismo, y vamos hacia un capitalismo de estado, con lo que ello signifique, bien podría entonces superarse la etapa de la crítica a lo que hacen esto buenazos creadores...

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