domingo, 20 de mayo de 2012

La historia se escribe con la pluma del amo y con la tinta del esclavo


Ser o no ser, neutral objetivo o qué. O lo qué sea. No hay devenir, no hay historia para los que prescinden, porque no existen. Y no que no existen peyorativamente, como el helado de poyo. No delegan. No dejan legado. Y tampoco es peyorativo a los que no trascienden en la historia. Más bien a los que pretenden pasarle entremedio sin comprometerse quedando bien con Dios y con Mephisto. Pensá en chiquito, en tu familia, en el tío que dice que todo le chupa un huevo y que le da lo mismo y en el tío que te cuenta sus historias de resistencia, de lucha, a ver cuál vas a recordar más, si el langa que siempre está impecable o el que laburó de changas buena parte de su vida.

La ecuación es simple, matemática pura. En dialéctica no hay tres. Lanata lo dejó claro cuando dijo ponerse del lado del más débil. Quien prescinde, lo único que hace es quitar un par de brazos de un lado de la cuerda, que obviamente no es el lado del que más fuerza tiene. Cada uno sabrá entonces si pone la tinta, o alcanza la pluma.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Coronel

No somos neutrales. "Aunque sea déjenos equivocarnos por nosotros mismos". Esto se lo escuché decir alguna vez a Silvio Rodriguez.
Creo que viene muy a cuenta con su excelente artículo.

Amamos y odiamos, y escribimos y decimos sobre aquello que amamos y odiamos, poniéndole el pecho a cada palabra, dicha y escrita, y por sobre todas las cosas a cada acción.

Sala

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