martes, 5 de abril de 2011

¿En qué creen los que no creen?



Por el cro. Krispador

Utilizando el título de lo que a mi juicio es un gran libro de Humberto Eco, y sin haberle pedido su consentimiento para hacerlo (en realidad le envié un mail pero sinceramente no creo que me lo responda), es que quisiera referirme al tema del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos - INDEC. Y seguro, amigos lectores, que sin haber agregado ni una palabra más, ustedes ya han creído adivinar el tenor de la presente nota, es decir,  que se trata de hablar sobre el “desastre del INDEC”, la manipulación descarnada y feroz del inefable Sr. Moreno y sus amigotes mercenarios. Seamos sinceros, el bombardeo mediático no da tregua y nosotros naturalizamos por medio del lenguaje, la construcción del sentido común que nos proyectan los medios hegemónicos, que en términos reales, formatean nuestro pensamiento, es decir, nuestra mirada sobre el mundo. Pero volviendo al espacio terrenal y al barro de la historia, debemos pensar primero  qué son las estadísticas.

Un profesor de economía que tuve el honor de tener en algún momento remoto de mi vida, decía que “las estadísticas son el elemento moderno por excelencia de manipulación ideológica”. Si tomáramos por cierta ésta definición del Pepe Sbatella ( hoy funcionario de este gobierno), deberíamos al menos poner en cuestión esa verdad instalada de que los datos emitidos por el citado Organismo son un “dibujo”. Acaso cuando se realizan comparaciones con otros datos que circulan en el mercado mediático, ¿nos preguntamos lo mismo? ¿sabemos tan siquiera cuál es la metodología de medición de los sacrosantos “Consultores Privados”? ¿publican estos fundamentalistas de la transparencia en algún canal masivo de información sus cuestionarios, universo de medición, datos crudos relevados, formas de procesamiento e interpretación de los mismos? ¿sabemos quiénes les pagan las mediciones?.

Todo es perfectible, pero atención, no quisiera que el presente artículo llevase inevitablemente a la conclusión errónea de que como los “privados” manipulan alevosamente la información para favorecer intereses inconfesables, no se debe criticar lo que se haya presuntamente hecho en el INDEC para distorsionar los datos emitidos por éste organismo. Lo que sí es una verdad irrefutable desde los hechos, es que es totalmente posible obtener la información desde el INDEC sobre los interrogantes metodológicos planteados precedentemente, es decir, que se puede realizar una crítica (de hecho en el ámbito universitario se ha efectuado con argumentos más que atendibles) sobre la metodología de medición utilizada por el Instituto, planteando mejoras y reformas que contribuyan a  fortalecer la credibilidad del mismo.

Ahora bien, ¿podemos pensar en hacer lo mismo con las medidoras privadas?
La respuesta compañeros una vez más nos la da la realidad, y si no vean lo que ha ocurrido en éste sentido recientemente con el pedido efectuado por la Secretaría de Comercio Interior a dichas usinas de pensamiento democrático y su repercusión mediática.

Cualquier parecido con la ficción, es mera coincidencia. En fin…

1 comentario:

Argentino que trabaja y paga dijo...

Señor, no se en que creen los que no creen, le dire lo que creo yo, que no creo.
Creo que la inflacion anual no es del %10 anual y no por que alguien me quiera hacer creer lo contrario, sino por la realidad en la que vivimos los asalariados que cada vez tenemos menor poder de compra y hace tiempo que perdimos la capacidad de ahorro.
Cada vez que sacamos la billetera nos damos cuenta que que la inflacion no es del %0.8 mensual.
No hace falta que alguien me lo cuente.
No es serio que las estadisticas oficiales sean claramente distorsionadas, esto hace perder credibilidad a otras estadisticas positivas que quizas si son reales.
Me parece que el discurso de decir que todo es mentira porque lo dicen los medios hegemonicos, es errado.
Hay que reconocer ciertos errores para seguir avanzando.

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