sábado, 8 de mayo de 2010

Sólo son cuatro revoltosos



El cuento es más o menos así, resulta que en una clase, había cuatro pendejos insoportables, pero insoportables en serio. Dos eran bastante hijos de puta , y los otros dos, unos boludos. Pero además, había un pibe más en ese salón, el hijo de puta mayor, el más grande hijo de puta, diría yo, de ese colegio. Muy, pero muy vivo, con guita, inteligente, se la daba de angelito pero te la mandaba a guardar sin que te dieras cuenta. Además era quien incitaba a los otros cuatro a mandarse las cagadas, total él se la jugaba de callado.

Por otro lado había una chica muy responsable, de esas que le discute a la maestra todo o casi todo, pero con fundamento, curiosa, que estudia un montón y que además es la típica defensora de pobres y ausentes, de aquellos compañeritos indefensos que estos cuatro (cinco en realidad) hijos de puta, acosan constantemente.

Un día esta piba, harta, enfrentó como nunca al pibe de guita, al líder callado de los cuatro revoltosos, y lo enfrentó mal. El pibe vió que su liderazgo, su popularidad en la escuela podría verse perjudicada, y entonces mandó a los otros cuatro giles a que la vuelvan loca. Cada hora que estuviese en la escuela o cada momento que se la crucen en la calle debería ser insoportable para ella.

La piba aguantó, y aguantó tanto que hasta algunos compañeritos se decidieron a defenderla, estos cuatro pelotudos no sabían que hacer. De yapa ella redobló la apuesta y enfrentó aún más al niño rico. Este se dió cuenta que con los otros cuatro no podía contar, y que antes que todo se desmadre, debería ser él quien enfrente personalmente la situación. Ahora está en eso, aunque no tenga idea como hacerlo y cada vez más chicos le pierdan el respeto.

Los otros cuatros revoltosos deambulan por la escuela haciéndose los malos, pero ya no asustan ni a los de primer grado.

3 comentarios:

Almita dijo...

previsible final... encaminado al abismo. Es de locos, hay personas que aunque se den cuenta que se acabó, se inmolan en la causa.
Cache en dié.

Unknown dijo...

Ja, pero ni el honor de los kamikazes tienen...

Silvia Ca dijo...

La organizacion vence al tiempo!

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